Esto era una vez una niña en un sueño. La pequeña se encontraba en la cima más alta de su montaña imaginada y observaba a su alrededor. Quizás había decidido subir tan arriba para admirar la belleza del paisaje, respirar aire fresco o simplemente dejarse acariciar por los rayos de sol. Fuera cual fuera el motivo, allí se encontraba.
Pero a pesar de que todo parecía en calma, a la pequeña princesa le pasaba alguna cosa. Su rostro se mostraba enfadado. Así que la narradora de esta historia, cual hada madrina, decidió intervenir y entrar en el sueño para socorrer a su joven protagonista. Y abrazándola le dijo:
-¿Porqué estás enfadada, pequeña princesa?
- Porque el camino de bajada es muy difícil de recorrer. No está asfaltado y tal y como voy vestida no estoy preparada! - le contestó entre sollozos la pequeña.
El hada madrina la miró con compasión y, dedicándole una gran sonrisa, le comentó:
El hada madrina la miró con compasión y, dedicándole una gran sonrisa, le comentó:
- No podrás saber lo difícil que te resulta el camino de bajada hasta que no empieces a caminar con un primer paso.
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