Salta, salta, salta! - se animaba con insistencia.
Parecía un salto a un vacío que no tenía miedo. Un salto a un lugar llamado nada, porque el objetivo final no era encontrar algo. Toda la libertad que necesitaba para seguir volando vendría acompañada de aquel gran salto. Simplemente, tenía que dejarse llevar por el movimiento y dibujar sus formas en el espacio.
Dar un salto enérgico, pequeño o grande, íntimo y sensual o demasiado extrovertido, daba igual. Lo que era importante es que sabía que su salto la llevaría a la mejor declaración de amor que había escuchado en años. Un amor CON doble SIN: en SINcronía y en SINtonía.
Salta, salta, salta! - se repetía.
Salta, salta, salta! - se repetía.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario