Una vez que te hayas decidido a volar, tendrás que saber que todo lo verás mucho más pequeño. Lo que antes se te presentaba como un problema de grandes dimensiones, ahora, desde esta perspectiva más amplia, se te mostrará ridículo. Es completamente normal.
Tendrás que saber que tus vacíos serán menos, como consecuencia de abarcar desde las alturas mucho más terreno.
Habrán muchas cosas de tu vida que ya no tendrán el mismo sentido, porque no las verás igual que antes. Todo el distanciamiento ganado te dará, a la par, una mayor aproximación a tu Ser, a tu eSencia.
Una vez que te hayas decidido a volar, no te preocuparás tanto por las cosas porque, al observarlas más pequeñas, ocuparan menos tu espacio. Al poseer más campo de visión, sabrás mejor que antes hacía donde dirigirte y serás tu mismo el creador de tu propio rumbo.
Algo quedará atrás, lejos. Es posible que tu vuelo sea Silencioso y Solitario, será el precio de dirigirte hacía ti mismo, de volar contigo mismo en un vuelo libre.
Con pocas palabras sabrás lo que necesitas, lo que deseas, hacía donde quieres ir, sin dependencias.
Volarás alto, quizás demasiado. Puede ser que los que vuelen a tu alrededor no cumplan tus mismas necesidades.
Una vez que te hayas decidido a volar, comprenderás que cada cual es responsable de su propio vuelo, que cada cual decidirá que altura es la apropiada y que rumbo es el que necesita. Aprenderás a respetarlos. Entederás que los ritmos y las velocidades presentan infinitas posibilidades, igualmente válidas a la tuya.
Una vez que te hayas decidido a volar, encontrarás en tu camino a quién se aproxime también a tu manera de volar.
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