La CALIDAD estaba perdida. Se sabía arrinconada, amontonada, escondida entre la inmensidad de papeles en aquella sala grande.
La RAPIDEZ, muy avispada, lo había visto todo y avanzaba deprisa. Cuanto más corría, más se crecía. Tenía un propósito; una misión firme: trasladar todo aquel papeleo descontrolado a las PERSONAS que, preocupadas, se aferraban a la idea de no perder los papeles.
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