lunes, 17 de mayo de 2010

NO SIEMPRE LLUEVE SOBRE MOJADO

Esa tarde llovía y llovía. Y me resultó curioso observar como, confome caminaba, el agua iba ganando en intensidad. Al principio no niego que me angustiara. Parecía que fuera mi coRazón, descompensado, que lloraba sin consuelo. Pero no. No sucedía nada de eso.

Pronto descubrí que ese fenómeno no tenía nada que ver conmigo. Simplemente era el cielo que, demasiado triste, necesitara descargar toda su rabia contra el suelo. Nada más, pensé.

Y seguí largo rato caminando. Paso a paso, sin prisas ni grandes objetivos. Lo que era importante es que mi coRazón estuviera en su sitio. Lo sentía seco y tranquilo observando como caía la lluvia del exterior.

Entré en el despacho empapada pero crecida. El paraguas dormía en silencio por los rincones de mi bolso. Ni lo había despertado para que me protegiera. Me sentía tan orgullosa de la sabiduría que albergaba mi coRazón que no me importó que descansara.

Y me volví a mi CORAZÓN, mientras esperaba que me atendieran, y le dí una felicitación mayúscula. Había sido capaz de aguantar semejante aguacero y seguir seco y feliz.

Esa tarde, había aprendido una gran lección: no siempre es verdad que llueve sobre mojado.


3 comentarios:

  1. Finalmente .... YA SOY COMENTARISTA !!!!!! Y el comentario de hoy va por ésta y las anteriores historia anuskianas : que sí, que sigas, que apetece leerte!!!

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  2. Vamos a probar por enésima vez ....

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  3. Ooohhh Raquel! Mil gracias por tus comentarios...me dan mucha energia...así que seguirás leyendo "anuskianidades" jjejeje. Las próximas entradas seguro que te suenan, vaya que las comentarás seguro!!! :) Un besote grandeee

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