"Lo siento. Perdóname. Te Amo. Gracias."
Por este orden, mi mente repetía estas palabras mientras mi cuerpo, se dejaba sentir libremente. No había otro camino. Un mar de sensaciones me invadían mientras repetía mecánicamente cada postura de Ioga. Más adentro que afuera, podría definir la sesión de hoy.
Así que no me ha extrañado nada que en la Balasana (postura del bebé), una asana de relajación, me quedase perdida, sin tiempo, sin prisa, sin espacio, sintiendo, dejando fluir... y, mientras el resto de mis compañeros se adentraban en el siguiente ejercicio, yo seguía en mi, conmigo, sin más. Y hasta que la voz de mi maestro no se decidia a repetir mi nombre con insistencia: Ana, Ana, Ana!... no había sido consciente de aquel cambio de postura.
Más tarde, en la relajación final, la música y la voz del profesor me transportaban a un tiempo pasado: SAMSARA, la película y la pregunta: ¿Cómo evitar que una gota de agua se seque?. uno de los films que más me ha cautivado y uno de mis preferidos.
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