Prestad mucha atención!
Os voy a contar un cuento, para distraerme un rato, para que no pase el tiempo y pueda caminar más despacio. Sin prisa y sin mirar al vacío. Andaba por la cuerda floja y en un equilibrio sin sentido intentaba trazar una línia recta...
...para no asustarme y caer en mi propio miedo. Mis dos brazos planeaban en silencio ese espacio en el aire. Perseguían una idea: pasárselo bien y si estaba dónde quería estar encontraría la manera.
La respuesta se situaba muy cerca, a tan sólo unos pasos. Alguien que caminaba en el mismo sentido, pero en dirección contraria, me proponia un juego. Y yo, cansada ya de tanto control, me dejaba llevar. Que surgiera lo imposible, lo imprevisible, lo delicado, lo mágico, lo compartido. Que surgieran posibilidades, las que fueran, para escapar de esa lucha sin tregua que me atrapaba entre ideas absolutas y ridículas.
Jugar. Experimentar. Hacer bailar mi alma. Dejar aparcada la autoridad y el capricho de mi mente. Ahora no tocaba. El cuerpo era mi hogar; la mejor vía de vivirme y de sentirme. Era libre de marcar mi ritmo. En un compás dos a dos sonaba una música de risas.
Y así empezamos la partida: arriba, abajo, con delicadeza, con entusiasmo, con todo lo que necesitábamos. Nuestros dedos se encontraban para crear algo, lo que fuera que nos sirviera para estar dónde queríamos estar...
Y de allí exploramos con nuestros pies, para dibujar una historia divertida y poco trágica. Un cruce de miradas enredadas. Nada más. O todo lo demás: montarnos en un barco y surcar los mares; nadar hacia una isla desierta; montar en bicicleta y recorrer algunos paisajes; estirar de una cuerda para demostrar una frágil fortaleza;... Todo y Nada se encontraban para formar, al fin y al cabo, algo Único!
Taller l'Estat del Clown. Diana Gadish.
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