martes, 5 de abril de 2011

Por si acaso me olvido de mi

ESTA NO ES MI HISTORIA pero si lo fuera, mandaría mucha más LUZ para que iluminara el camino a sus protagonistas.

Había una vez un hombre y una mujer. El hombre vivía en su mundo, al que llamó POR SI ACASO. No tardó en autoproclamarse dueño y señor de todo aquello que se encontrara a su paso. Era un hombre inteligente y sabía que cuanto más caminara, más cosas podría encontrarse en el camino. Así que, caminaba y encontraba. Y encontraba y guardaba. Y guardaba y acumulaba. Y acumulaba y acumulaba. TODO le servía, por si acaso. Por si acaso lo cogía... un chisme singular, un chisme particular, un chisme diferente, se decía. Y TODOS los chismes del mundo se amontonaban aburridos. Bien aburridos de estar, al final, olvidados y amontonados. Pero el señor no lo veía. Y desde su insatisfacción seguía atrayendo trastos viejos con nuevos mecanismos que ayudaran a llenar ese vacío insoportable que le invadía muy adentro.


La mujer vivía en un lugar demasiado común al que denominó, sin saber muy bien por qué, ME OLVIDO DE MI. Era una mujer preciosa que no se reconocía como tal y escondida entre excusas y obligaciones andaba el camino. Se obligaba a no parar y caminaba sin descanso. Tenía que llegar hasta el final del recorrido. No quería NADA para sí misma y TODO lo daba. Todas las personas de su mundo le pedían ayuda y ella no podía defraudarlas y ...si me olvido de mi no pasará nada, se decía. Se había hecho especialista en hacer todo tipo de regalos: grandes, pequeños, tímidos, coherentes, sinceros, cariñosos, atentos, brillantes, elegantes, desapercibidos, sencillos, seguros, empáticos... de todo tipo, insisto. Y los envolvía uno a uno con un papel especial compuesto de humor y amor. Quizás de mucho más amor que humor, pero ella no lo veía. Y llenaba su propio vacío con los deseos de los demás.


Un buen día, el hombre y la mujer se encontraron en un punto del camino. Él buscaba distraído un nuevo chisme que coleccionar. Ella, quizás, decidiera hacerse por primera vez un regalo. TODO era extraño pero encajaba. Conquistarían sus mundos y vivirían felices en un nuevo lugar, al que llamarían POR SI ACASO ME OLVIDO DE MI.

2 comentarios:

  1. Muy buena reflexión Ana, no hay que olvidarse nunca de uno mismo. Quizá éste hombre y ésta mujer necesitan encontrar su justa medida.Me ha encantado! (casi lloro y tó).

    un besiko hermanita! te quierooo muchooooo!!! ya sabes que me tienes para lo que necesites! tu hermana peke!!:)
    muaaaaaks!!

    Clara

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  2. Gracias pequeña! Lo sé. Un besote.

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