sábado, 31 de julio de 2010

SALUDA AL BUDA QUE HAY EN TI

Rescato de la estantería un libro dormido. No está olvidado, simplemente descansa en silencio. Hoy quiero despertarlo y agradecerle la ayuda. Fue un gran compañero de viaje entonces. Entre sus páginas recuerdo el principio de un rumbo seguro y de alguna manera posible, que debería tomar sola. De él surgieron muchas preguntas, nuevas rutas, incógnitas a resolver que me mostrarían un camino desconocido en aquel tiempo: EL CAMINO DE LA AUTODEPENDENCIA.

Jorge Bucay, su creador, así lo describía como "el propio amor, el amor por uno mismo. Esto es, mi capacidad de quererme, lo que a mí me gusta llamar más brutalmente el saludable egoísmo y que abarca por extensión la autoestima, la autovaloración y la conciencia del orgullo de ser quien soy".

Hoy quiero despertarlo, insisto, a este sabio compañero, y explicarle entre miradas todo lo que anduve y lo que aún está por recorrer. Me escuchará paciente, como lo hace un buen amigo, y nos despediremos con el primer sueño, que hoy ya es tarde y es necesario descansar para no perderme y retomar de nuevo el rumbo.

De la mirada dejo un regalo hecho en palabras:

Saludo al Buda que hay en ti. Puede que no seas consciente de ello, puede que ni siquiera lo hayas soñado -que eres perfecto-, que nadie puede ser otra cosa, que el estado de Buda es el centro exacto de tu ser, que no es algo que tiene que suceder en el futuro, que ya ha sucedido. Es la fuente de la que tú procedes; es la fuente y también la meta. Procedemos de la luz y vamos hacia ella.

Pero estás profundamente dormido, no sabes quién eres.

No es que tengas que convertirte en alguien, únicamente tienes que reconocerlo, tienes que volver a tu propia fuente, tienes que mirar dentro de ti mismo.

Una confrontación contigo mismo te revelará tu estado de Buda. El día que uno llega a verse a sí mismo, toda la existencia se ilumina.

Permite que tu corazón sepa que eres perfecto.

Ya sé que puede parecer presuntuoso, puede parecer muy hipotético, no puedes confiar en ello totalmente. Es natural. Lo comprendo. Pero permite que se deposite en ti como una semilla. En torno a ese hecho comenzarán a suceder muchas cosas, y sólo en torno a este hecho podrás comprender estas ideas. Son ideas inmensamente poderosas, muy pequeñas, muy condensadas, como semillas. Pero en este terreno, con esta visión en la mente: que eres perfecto, que eres un Buda floreciendo, que eres potencialmente capaz de convertirte en uno, que nada falta, que todo está listo, que sólo hay que poner las cosas en el orden correcto; que es necesario ser un poco más consciente, que lo único que se necesita es un poco más de conciencia...

El tesoro está ahí, tienes que traer una pequeña lámpara contigo.

Una vez que la oscuridad desaparezca, dejarás de ser un mendigo, serás un Buda.

Serás un soberano, un emperador.

Todo este reino es para ti y lo es por pedirlo, sólo tienes que reclamarlo.

Pero no puedes reclamarlo si crees que eres un mendigo.

No puedes reclamarlo, no puedes ni siquiera soñar con reclamarlo, si crees que eres un mendigo.

Esa idea de que eres un mendigo, de que eres ignorante, de que eres un pecador, ha sido predicada desde tantos púlpitos a través de los tiempos, que se ha convertido en una profunda hipnosis en ti.

Esta hipnosis debe ser desbaratada.

Para romperla, comienzo con este saludo:

SALUDO AL BUDA QUE HAY EN TI,

OSHO

Buenas noches, pequeña Buda.

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