Día 6:
Hoy el día ha pasado lleno de lluvia. Por la mañana, han caído algunas gotas. La tarde, en cambio, ha sido mucho más intensa. El agua se ha encargado de barrer todas las tristezas de la gente, que salían a la calle a mojarse un poco. Y ha ido bien. El ambiente que se respiraba, después de esta trompa, ha sido de un silencio limpio y sereno.
Y yo he dedicado este día de vacaciones básicamente a dejar de hacer por obligación. Y así se han quedado todas las cosas de casa: pendientes de arreglar. Pero me he sentido bien y eso es lo importante.
A la hora de comer, me he dado cuenta de que las lentejas estaban poco saladas. Ahora pienso que, quizás, este tiempo inestable haya tenido algo que ver en ello. Sabían a mucho de nada y les faltaba un poco más de todo. En fin, me las he comido igual y he pensado que la experiencia ya las mejoraría poco a poco.
He viajado a la ciudad también. Tenía una despedida de soltera. Ha sido una cena sencilla con mujeres que a penas conocía. Como detalle, íbamos todas vestidas de negro menos la novia, que vestía de un color evidente: el blanco! Y la velada ha sido interesante. Entre plato y plato he compartido miradas nuevas. He observado la pluralidad y la diferencia, pero también la misma esencia. En definitiva, muchos mundos y todos en uno sólo.
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