viernes, 13 de septiembre de 2013

Diario de vacaciones X


TODO FINAL ES TAMBIÉN UN PRINCIPIO HACIA ALGO NUEVO

Día 10:

Supongo que a estas alturas del diario ya os habréis dado cuenta que estar de vacaciones es toda una actitud. Una sorprendente aventura que se recorre con pasos de cualquier tamaño: desde los de hormiga hasta los de elefante. Si, es cierto. El tamaño no es lo que importa en este viaje, pero sí la manera de pisar. Se puede pisar con fuerza, con ligereza e incluso de talones y de puntillas. Y todas las formas pueden ser válidas porque, en el fondo, la responsabilidad de cada paso es tuya y tu decides  cómo lo vas a dar.

Pues hoy ha sido un día de pequeños pasos para mi. Y como he tenido fiesta, además, los pasos los he creado de tortuga: lentos y seguros. No he parado de darlos de la habitación al comedor; del comedor a la cocina; de la cocina  a la entrada... He ido variando su recorrido para no aburrirme. Así, por ejemplo, de la terraza al comedor he pasado directamente al pasillo y luego a mi habitación.

Y quiero añadir que lo que ha sido fundamental es que, mientras los caminaba a mi manera, he ido poniendo en su lugar muchas cosas fuera de sitio. Al final del día, el resultado ha sido un espacio más limpio y menos estancado. 


En uno de mis pasos, también he llamado a la pequeña Clau. Claudia ya es un poco más mayor y ahora sabe coger el teléfono toda sola y es capaz de explicarte, con mucha claridad, cualquier cosa que se le pase por su imaginación.

Quería hablar con ella para desearle un buen inicio de vacaciones escolares. Este año visita por primera vez P3. Como intuía, me ha explicado con pelos y señales que iría a la clase de las Tortugas (pura coincidencia!) y que su señorita se llama Rosa. En algún momento de nuestra conversación la he tenido que ayudar a recoger sus propias palabras porque, de tantas, se le caían al suelo desbordadas. Y hemos acabado jugando a un juego telefónico muy entretenido.

El juego en cuestión bien podría llamarse "Yo Tengo". Todo ha empezado cuando le he explicado que le dejaría una tortuga  muy especial que movía las patitas. Y entonces, ni corta ni perezosa, ha preguntado mucho más: y... ¿tienes un mono?, y... ¿tienes un cerdo?, y... ¿tienes un gato?, y... ¿tienes un perro?, y... ¿tienes una vaca?, ...

He quedado en enviarle una foto con todos mis animales y me he ido a dormir con una sonrisa!




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